Época: Eco-soc XVII
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1660

Antecedente:
Economía y sociedad en el siglo XVII
Siguientes:
Formas de adaptación
Inglaterra y Holanda



Comentario

La agricultura atravesó en el siglo XVII por un período de dificultades que contrasta con la tendencia expansiva que manifestó en el siglo anterior. Los efectos del cambio de coyuntura se dejaron ya sentir desde las últimas décadas del XVI en un descenso del volumen de producción de cereales, a los que estaba dedicada la mayor parte de la superficie en cultivo. Este descenso de la producción se hizo aún más acusado en los años centrales de la centuria.
Entre las causas de la nueva situación es necesario destacar varias. En primer lugar, hay que hacer referencia a los factores climatológicos. En el Antiguo Régimen la agricultura dependía estructuralmente de la meteorología, dependencia que se hacía más dramática por las grandes limitaciones de las que se resentían las técnicas de producción.

Una de las principales razones que pudieron influir en la alteración del normal desarrollo del sector fue la existencia de una fase climatológicamente adversa. Según todos los indicios, durante el siglo XVII tuvo lugar un enfriamiento atmosférico, hecho que ha motivado a algunos autores a hablar de una pequeña edad glaciar (E. Le Roy Ladurie). Este fenómeno, al propiciar un aumento de la frecuencia de las malas cosechas, ocasionó a la producción campesina mayores problemas que los que atravesó en el período anterior, en los que la agricultura se benefició de condiciones más favorables.

El frío y la humedad fueron responsables de catástrofes frumentarias, que solían coincidir con períodos de difusión de epidemias, corno sucedió en los años finales del silo XVI y los iniciales del XVII, o también en los años centrales de este último. Las variaciones climatológicas proporcionan un primer e importante elemento de análisis a la hora de explicar las dificultades agrarias del siglo de la crisis, aunque no constituyen el único. "Desde luego -afirma Jean Jacquart- no se puede hacer cargar a estas fluctuaciones a medio plazo con la responsabilidad exclusiva de las dificultades de la economía rural a lo largo de todo el siglo, pero llaman poderosamente la atención las concordancias de estos fenómenos con los episodios del movimiento general de la producción, tal y como pueden ser reconstruidos. De todos modos, la naturaleza no es la única causa; también entran en juego los hombres y su actividad".

Por otra parte, puede constatarse también un retroceso de los cultivos como consecuencia de la ley de rendimientos decrecientes. La expansión de la superficie cultivada que tuvo lugar en el siglo XVI tuvo como efecto la puesta en explotación de terrenos marginales de escasa calidad, cuya capacidad productiva fue descendiendo progresivamente al no disponerse de técnicas eficaces para lograr su regeneración. La depresión demográfica del Seiscientos y la consecuente contracción de la demanda de productos alimenticios jugaron también un papel negativo, al incidir en una bajada de la producción, en la desvalorización de la tierra y en la caída de los precios agrarios. Ambos fenómenos, la regresión de los cultivos y el descenso poblacional, estuvieron estrechamente conectados entre sí, al producirse una situación de bloqueo maltusiano condicionado por la ruptura del equilibrio mantenido en el siglo anterior entre la expansión demográfica y el incremento de los recursos que la sostuvo.

El endurecimiento de las condiciones climáticas y el estancamiento técnico explican en buena medida la precaria situación del sector agrario en la Europa del siglo XVII, pero es necesario tomar también en consideración otros factores. El deterioro económico del campesinado, agravado por la presión fiscal, es uno de ellos. El empeoramiento de su situación social, erosionada por el aumento de la presión señorial, es otro. Finalmente, las tensiones políticas y la frecuencia de las guerras operaron efectos negativos, al desorganizar el sistema productivo.